martes, 3 de noviembre de 2009

El rayo verde

Fuente: mi+d

"Habéis observado el sol cuando se pone en el horizonte del mar? Sí, sin duda alguna ¿Lo habéis seguido hasta que la parte superior del disco desaparece rozando la línea del horizonte? Es muy posible. Pero ¿Os habéis dado cuenta del fenómeno que se produce en el preciso instante en que el astro radiante lanza su último rayo, si el cielo está completamente despejado y transparente? ¡No, seguramente no! Pues bien, la primera vez que tengas ocasión- ¡se presenta tan raramente!- de hacer esta observación, no será, como podría presumirse un rayo rojo lo que herirá la retina de vuestros ojos, sino que será un rayo verde, pero un verde maravilloso, un verde que ningún pintor puede obtener en su paleta. Un verde cuya naturaleza no se encuentra ni en los variados verdes de los vegetales, ni en las tonalidades de los mares más transparentes. Si existe el verde en el Paraíso, no puede ser mas que este verde, que es sin duda, el verdadero verde de la Esperanza".

Julio Verne, de su obra “El Rayo Verde.”

Julio Verne, en sus novelas de aventuras, creó o recreó muchas leyendas. Entre ellas, la del “rayo verde”, que sólo pueden ver a la puesta de sol aquellas personas que estén verdaderamente enamoradas. Pero, ¿qué hay detrás de esta licencia literaria? ¿Existe el “rayo verde”?

La respuesta es simple y, simultáneamente, compleja. Sí, existe el “rayo verde”, es un fenómeno real y no una ilusión óptica. Sin embargo, la explicación del mismo no es sencilla.

Bajo esta denominación, no muy afortunada en castellano (ni es un rayo ni tiene por qué ser de este color) se agrupan una serie de eventos relacionados. Suceden durante la salida (orto) o la puesta (ocaso) de Sol. El primero prueba que no es una efecto de sensibilización de la retina por mirar al Sol mientras éstese oculta. De cualquier manera, basta una fotografía para demostrar la existencia del fenómeno. También puede ocurrir con la Luna o, se dice, con los planetas. En todos los casos, nos estamos refiriendo a la aparición sobre el disco solar (o lunar) o en sus proximidades de tonalidades cromáticas diversas, generalmente de color verde, aunque también es posible ver todos amarillentos, azulados o violetas.

El
rayo verde es, pues, un fenómeno atmosférico que se debe al comportamiento de los rayos del Sol poniente o naciente al atravesar nuestra atmósfera.

Desde muy antiguo se ha documentado este fenómeno, pues inscripciones del antiguo Egipto hacen mención a un Sol poniente de color verde. La primera referencia científica moderna apareció en la revista
Nature en 1883. Desde entonces se ha intentado "cazar" el fenómeno, fotografiarlo y, sobre todo, buscar sus causas. Como las condiciones más favorables para su observación se dan en el horizonte marino, se pensó en un primer momento que era el color del mar el responsable, al atravesar los últimos rayos del Sol las crestas de las olas. Sin embargo, esta hipótesis fue pronto desechada, pues el inusual rayo se manifiesta también sobre horizontes terrestres si éstos son llanos. Los factores que realmente determinan la aparición del rayo verde son los fenómenos atmosféricos de refracción, difusión y absorción.

Fuente: Meteored

Los rayos verdes son subproductos de la refracción y la dispersión de la luz del Sol cuando se encuentra cerca del horizonte y con los espejismos generados durante esos instantes. Debido a que la refracción es mayor a longitudes de onda más corta (colores más azulados), la puesta de Sol ocurre a diferentes instantes dependiendo de la longitud de onda a la que estemos observando (antes si ponemos un filtro rojo, un par de segundos después si es azul). Si observamos el fenómeno durante el orto (la salida del Sol), la cronología sería inversa. Así, en principio y en una situación ideal primero veríamos una puesta de Sol dominada por el color rojo, seguida de una amarilla, verde, azul y terminando con una violeta, en un intervalo de unos pocos segundos.

Sin embargo, la dispersión de la atmósfera (razón por la cual vemos el cielo azul durante el día, a pesar de que el Sol emita primordialmente en el color amarillo) causada por las moléculas de aire y por los aerosoles provoca que la luz a longitudes más cortas (más azules) sean fuertemente desviadas cuando el Sol está cerca del horizonte, debido a que su recorrido es muy superior a cuando el Sol está en lo alto del cielo. Si además hay algo de neblina en el aire, el fenómeno se ve reforzado. Por tanto, los colores violeta y azul tienden a ser eliminados, dejando que las tonalidades verdosas dominen durante los últimos instantes del avistamiento del Sol cuando se pone (o los iniciales cuando sale).

La duración lógicamente depende de la velocidad con que el Sol se pone, y ésta se relaciona con la inclinación del ecuador celeste respecto del horizonte: así, el Sol se pone verticalmente y por tanto más rápido en el Ecuador, donde el rayo verde es aún más breve; y mucho más lentamente cerca de los Polos, donde el Sol puede estar más de una hora poniéndose y el rayo verde, por ende, puede permanecer hasta varios minutos: se han llegado a registrar duraciones de hasta 35 minutos.

En cuanto a la forma en que se manifiesta, la más corriente es simplemente ver el borde o limbo superior del Sol coloreado de verde en el último momento. Esta franja verde suele tener una anchura de unos 10 segundos de arco, lo cual es inferior a la resolución del ojo humano, que es de unos 25 segundos de arco. No obstante, la refracción juega a nuestro favor ensanchando la franja hasta varios minutos de arco, y excepcionalmente, ¡hasta casi medio grado!

Fuente: Meteored

Pero también puede suceder -y es su manifestación más legendaria- que observemos una forma aplanada y verde que parece flotar en la nada cuando el Sol ya se ha ocultado por completo (ver imagen superior). En este caso, la refracción es nuevamente la responsable de hacerlo llegar hasta nosotros por encima del horizonte.

* Explicación del fenómeno sacada de las páginas:

http://weblogs.madrimasd.org/astrofisica/archive/2006/04/30/20663.aspx
http://www.astrocantabria.org/rayo.html
(Artículo publicado en el boletín "ESTELA", Nº 81, Enero-Febrero 19).

2 comentarios:

Unknown dijo...

INTERESANTE EXPLICACIÓN. LA VERDAD QUE ME SORPRENDE BASTANTE ESTÉ FENÓMENO.
Y MIRA QUE LO HE VISTO VECES EN EL MAR... PORQUE LO TENGO TAN CERCA QUE A VECES NO RECONOSCO LO ADMIRABLE QUE TENGO. UN SALUDO Y FELICIDADES POR TU BLOG.

Duende del Sur dijo...

Creo que este fenómeno nos sorprende a todos por igual, Miguel Ángel.

Y no importa el número de veces que lo hayamos visto, pues siempre encontraremos diferencias en la belleza de este singular fenómeno.

Un saludo.