Al margen de estos hechos puntuales sin ninguna gracia, la prestigiosa revista Science, junto con la American Meteorological Society, realizó un estudio sobre el fenómeno, recogiendo muestras de bloques caídos en más de 15 países. Se descartaron las siguientes causas: no son aguas residuales de aviones (hielo azul); no es hielo de engelamiento o hielo acumulado en las alas de los aviones que se puede desprender; no es hielo de minicometas; no es agua procedente del tanque de aeronaves; y no hay relación con ningún tipo de nubes. Parece ser que se forman en capas superiores de la troposfera, en zonas con temperaturas muy bajas y elevada humedad y fuertes turbulencias, formándose cristales de hielo que se van haciendo más y más grandes hasta llegar a ser conglomerados que, al final, caen por propio peso.
El término megacriometeoro fue acuñado conjuntamente por el investigador Jesús Martínez Frías, del Centro de Astrobiología -una institución mixta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA)- y el climatólogo de la Universidad de Wisconsin-Whitewater (EE UU), David Travis, que lo presentaron oficialmente en un congreso internacional sobre catástrofes medioambientales celebrado en la Universidad Brunel (Reino Unido) en 2002. “Está claro que el hielo de estos conglomerados tienen un origen inequívocamente troposférico”, explica el experto del CSIC, por lo que es erróneo denominarlos aerolitos (fragmentos de materia cósmica que caen sobre la Tierra), como a menudo los definen los medios de comunicación.
Hasta el momento no hay una explicación científica satisfactoria que aclare cómo comienza el proceso de nucleación inicial en estos trozos de hielo, ni cómo van creciendo después o cómo pueden mantenerse en la atmósfera si pesan varios kilos. “Pero el caso es que caen”, dice Martínez Frías. Los expertos consideran que hay que monitorizar y seguir estudiando los "megacriometeoros" de modo multidisciplinar, no sólo por el peligro que representan, sino también porque podrían ser los indicadores de riesgos medioambientales más serios.
Más información:Web personal de Jesús Martínez-Frías.
Web del Centro de Astrobiología.
Web de la revista Science.
Web de la American Meteorological Society.
Formación del granizo.
5 comentarios:
Vengo de tu otro blog y no quería quedarme sin conocer la respuesta.
Recuerdo perfectamente aquel episodio y la repercusión mediática que tuvo.
Ya ves que nada extraterrestre ni nada. La respuesta que das es de lo más convincente.
Me alegro mucho que hayas entrado en este "blog verde", querida Sabor Añejo. Como ves, nada extraño de otros mundos: granizos de gran tamaño originados en altura y una gran cantidad de fraudes científicos.
Eso sí, tal y como comentas, la repercusión mediática que tuvo el fenómeno fue enorme.
¡Saludos!
Estimado Duende del Sur,
Enhorabuena por el blog.
Por favor, en lugar de decir "fraudes científicos" podrías corregirlo por "fraudes para confundir a los científicos". Creo que el matiz es importante, pues podría interpretarse de otra manera negativa para los científicos que tuvieron, precisamente, que identificar y detectar los fraudes.
Muchas gracias y un cordial saludo,
Un seguidor anónimo
En mi primer lugar, quisiera darle la bienvenida a este blog.
Muchas gracias por informarme de este lapsus. Tiene mucha razón en sus palabras. Es un matiz importante que paso a corregir inmediatamente.
Reciba un saludo cordial.
Muchas gracias por considerar mi sugerencia.
Reciba un cordial saludo.
Un seguidor anónimo
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