El aye-aye (Daubentonia madagascariensis), un primate endémico de Madagascar, tiene la capacidad de calentar su dedo corazón cuando busca comida, según ha descubierto un grupo de científicos. A través del análisis de imágenes térmicas, los investigadores han descubierto que el dedo corazón solía tener una temperatura menor que el resto, pero que sin embargo se calentaba hasta 6 grados más cuando buscaba alimento.
El lémur, su pariente más cercano y el primate nocturno más grande del mundo, utiliza este dedo para dar golpecitos en los troncos de los árboles con el objetivo de encontrar nutritivos escarabajos. Un equipo de la Universidad de Dartmouth ha investigado el fenómeno gracias a una serie de infrarrojos térmicos capaces de estimar la variación de calor en la anatomía de los lemures.
«Hemos detectado que el dedo medio se mantenía a unos 2,3 ºC más frío que el resto cuando la articulación metacarpofalángica (MP) estaba extendida. Sin embargo, se calentaba cuando la MP se flexionaba para golpear los troncos una media de dos grados -aunque en algunos casos se registraron varianzas de hasta 6ºC-. Quizás hay mecanismos psicológicos detrás de estas modificaciones que no sabemos, aparentemente sólo revelan un suministro vascular dinámico».
Los científicos encargados del estudio, publicado en International Journal of Primatology, apuntan a que este aumento de la temperatura puede ayudar al aye-aye a sentir mejor las vibraciones de los escarabajos a través de la corteza de los árboles. Dado el alto coste de energía que implica, probablemente "lo desactive" cuando no lo utiliza, según explica uno de ellos.
«Hemos detectado que el dedo medio se mantenía a unos 2,3 ºC más frío que el resto cuando la articulación metacarpofalángica (MP) estaba extendida. Sin embargo, se calentaba cuando la MP se flexionaba para golpear los troncos una media de dos grados -aunque en algunos casos se registraron varianzas de hasta 6ºC-. Quizás hay mecanismos psicológicos detrás de estas modificaciones que no sabemos, aparentemente sólo revelan un suministro vascular dinámico».
Los científicos encargados del estudio, publicado en International Journal of Primatology, apuntan a que este aumento de la temperatura puede ayudar al aye-aye a sentir mejor las vibraciones de los escarabajos a través de la corteza de los árboles. Dado el alto coste de energía que implica, probablemente "lo desactive" cuando no lo utiliza, según explica uno de ellos.
El aye-aye es el único representante que queda vivo de su género (Daubentonia), familia (Daubentonidae) e infraorden (Chiromyiformes). La única especie conocida cercana a él se extinguió en 1920. Según la UICN, el aye-aye es una especie casi amenazada.
Fuente: NaturaHoy.
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