lunes, 2 de diciembre de 2013

La nieve rosa




En algunos lugares del mundo de alta montaña se han encontrado grandes mantos de nieve de color rosa. No es ningún efecto óptico ni nada parecido, ya que si ponemos esta nieve rosa sobre un recipiente y la dejamos derretir, obtenemos un líquido de un color rosáceo bastante intenso, que bien podría pasar por alguna bebida refrescante o zumo de frutas. Según relatos de algunas personas que lo han probado, esta nieve rosa tiene un sabor parecido al de la sandía, de ahí que este extraño tipo de nieve, entre los anglosajones sea denominado como watermelon snow.

Por supuesto, esta nieve rosa no es ninguna novedad, no es producto de la contaminación, ni se ha descubierto recientemente, ya que hace más de dos milenios Aristóteles hacía referencia a este suceso en sus tratados sobre naturaleza. Alpinistas, exploradores y aventureros de todo el mundo también se han visto fascinados e intrigados por este extraño suceso, y la mayoría de ellos coinciden en que la nieve rosa toma un color más intenso cuando es aplastada a su paso.

Este fenómeno de la nieve rosa tiene una explicación científica, y al parecer en el interior de la nieve vive un micro alga llamada Chlamydomonas nivalis, que tiene la capacidad de sobrevivir a temperaturas extremadamente bajas y en lugares de alta montaña, en los que la concentración de oxígeno es menor debido a la gran altitud. 

Chlamydomonas nivalis
Cuando llega la primavera y la radiación UV del sol es mayor, estas micro algas se sienten atacadas y para defenderse emiten una gran cantidad de esporas, que contienen un pigmento rosáceo llamado astaxantina, que bloquea los rayos UV y que ayuda a las micro algas en su defensa contra el sol.

Por lo tanto, conviene aclarar, que la nieve cuando cae del cielo es blanca en todos los casos, pero con el paso de los días la población de este tipo de algas cada vez es mayor y según nos vamos acercando a la primavera, la probabilidad de ver este tipo de nieve rosa aumenta considerablemente.

Según diversos estudios, este inusual fenómeno puede producirse en cualquier lugar del mundo mientras las condiciones climatológicas sean lo suficientemente extremas.


Fuente: ABC.

domingo, 1 de diciembre de 2013

¿Se puede secar la ropa a temperaturas bajo cero?


Al hablar de temperatura del agua, nos referimos a la energía cinética promedio de las moléculas de agua, energía que en parte se convierte en calor. Siempre hay moléculas que se mueven más deprisa; y algunas se transfieren al aire. Sí, por las propiedades químicas particulares del agua. A una presión atmosférica normal, el agua se hiela a unas temperaturas bajo cero y se vuelve gas a más de cien grados. Pero la ropa no tiene que estar a cien grados para que el agua se evapore de ella. ¿La explicación?

Con el 100% de humedad sería imposible el secado. Cuando la temperatura baja de cero grados, la toalla mojada se hiela en cuanto el agua que contiene se enfría e iguala esa temperatura. Pero el tejido se seca, ya que tiene moléculas que circulan más deprisa, escapan de la prenda y pasan de sólido a gaseoso sin pasar por líquido. El fenómeno se llama sublimación.

Fuente: GEO.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Calamares del género Magnapinna

Foto: Daily Mail.
La familia Magnapinnidae fue creada en 1998 y contiene cuatro especies (M. atlantica, M. pacifica, M. talismani y una cuarta que permanece sin nombre debido a que sus restos se hallaban en muy mal estado. No obstante es lo suficientemente distinta de las otras tres como para ser considerada una nueva). Estos calamares que pueden llegar a medir hasta 7 metros de largo en total -contando los tentáculos-, habitan la zona oscura del océano por debajo de los 1200 metros. 
Poco se sabe aún sobre estos animales, puesto que son muy pocos los hallazgos de los que se tiene constancia. A lo largo de la última década, y gracias al aumento en el uso de vehículos de control remoto y sumergibles, podemos ver algunos vídeos en los que los investigadores tratan de inferir su comportamiento.

El 11 de noviembre de 2007, uno de estos vehículos de control remoto -perteneciente a la compañía petrolera Shell- consiguió grabar en vídeo uno de estos animales en un pozo submarino de extracción de gas en el Golfo de México, a la no desdeñable profundidad de 2.386 metros.


Como puede apreciarse en el vídeo, el animal adopta una postura estática con sus tentáculos colgando en un ángulo de 90º. Aunque se desconoce el por qué de este comportamiento, los investigadores sospechan que el animal supuestamente arrastra sus brazos por el fondo oceánico para, de ese modo, ir "barriendo" posibles presas que luego consume. Otros investigadores apuntan que Magnapinna se alimenta de forma pasiva tan solo tendiendo su trampa de elásticos apéndices hasta que algún incauto pez acaba enredándose en la musculosa maraña tentaculada.

Por último, os dejo una imagen que muestra la comparación de diferentes géneros de calamar gigante. De izquierda a derecha: 
Mesonychoteuthis, Architeuthis, Dosidicus, Taningia, Onykia, Magnapinna, Kondakovia, Galiteuthis, Megalocranchia y Asperoteuthis.

Fuente: Forgetomori


Fuente: Deep Sea News.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Las Cataratas de Sangre

Localización del Glaciar Taylor
Una de las más sugestivas maravillas naturales presentes en la Antártida son las Cataratas de Sangre. Desconocida por casi todo el mundo, se trata de una fuente de agua salada que posee un intenso color rojo que ocasionalmente emana del Glaciar Taylor. La cascada se encuentra en la región de los Valles Secos de McMurdo, un sector de la Antártida que tiene la particularidad de estar desprovisto de hielo, y al que muchos consideran uno de los desiertos más extremos del mundo, ya que prácticamente nunca llueve en ese lugar. Pero a pesar de que no está cubierto por los ubicuos hielos antárticos, en los Valles Secos se encuentran varios glaciares, cada uno de ellos con su composición química particular. Mientras que algunos están compuestos por hielo originado a partir de agua dulce, otros -como el glaciar Taylor- son de agua salada.

Procedencia desconocida

Los científicos conocen esta cascada, cuyo origen exacto continúa siendo un misterio desde la década de 1960. Los análisis demuestran que el color rojo que tiñe a las Cataratas de Sangre se debe a la acumulación de óxido de hierro en las sales del agua del glaciar, pero se ignora su procedencia. De hecho, en ningún otro glaciar de agua salada se produce un fenómeno semejante. Una de las teorías que más probabilidades tiene de convertirse en una explicación satisfactoria es la que dice que hace varios millones de años el valle en el que se asienta el Glaciar Taylor fue inundado por el Mar de Ross, como un fiordo. 

Cuando el clima del planeta cambió, el mar volvió a retirarse, dejando el valle ocupado por un gran lago de agua salada. A medida que el Glaciar Taylor fue avanzando, los depósitos de sal acumulados a lo largo de millones de años debajo de los casi 400 metros de hielo llegaron finalmente hasta el borde del glaciar. Los iones ferrosos que contiene la sal provienen del Mioceno, es decir, de unos cinco millones de años atrás. El Glaciar Taylor no se encuentra congelado en su totalidad, sino que “flota” sobre una salmuera que posee una concentración de sal unas cuatro veces superior a la media de los océanos terrestres. La presión ejercida por la masa de agua congelada hace que esta sal sea expulsada, adquiriendo el color rojizo característico que posee cualquier mancha de óxido de hierro al mezclarse con el oxígeno de la atmósfera.

Esquema de las Cataratas de Sangre realizado por la National Science Foundation, mostrando cómo la vida microbiana ha podido sobrevivir al frío, a la oscuridad y a la falta de oxígeno durante millones de años en la salmuera situada bajo el glaciar Taylor.
Pese a las inclementes condiciones reinantes en las Cataratas de Sangre, un rincón del mundo asolado por fríos intensos, precipitaciones mínimas y dentro de un lago saturado de hierro y azufre, los análisis químicos y biológicos indican que hay un extraño ecosistema subglacial de bacterias autótrofas viviendo en el lugar. Son seres capaces de metabolizar los iones de azufre y hierro y, según la geomicrobióloga Jill Mikucki, en las muestras de agua se han encontrado al menos 17 tipos diferentes de microbios que viven prácticamente sin oxígeno. 
Jamás se había observado en la naturaleza un proceso metabólico mediante el cual microbios fuesen capaces de utilizar un sulfato como catalizador para “respirar” iones férricos y metabolizar la materia orgánica microscópica atrapada en este compuesto químico. De acuerdo a un estudio publicado por la revista científica Nature, estas bacterias han estado aisladas del mundo exterior por más de un millón y medio de años, creciendo y multiplicándose a pesar de las condiciones climáticas, sin necesidad de la luz solar ni del oxígeno, a diferencia del resto de los seres vivientes de la Tierra.

Glaciación global

En la estimación del autor, el cuerpo de agua por ahora inaccesible situado bajo el glacial se formó hace 1,5 o 2 millones de años, transformándose en una especie de "cápsula temporal" que aisló a una población de antiguos microbios por una temporada lo suficientemente larga como para evolucionar de forma independiente al resto de organismos marinos similares. De esta forma, podría servir para explicar como otros microorganismos habrían sobrevivido en el pasado, con la Tierra congelada por completo, según la teoría de la glaciación global.

Así pues, los océanos cubiertos de hielo podrían haber sido el único refugio para los ecosistemas microbianos cuando la Tierra se cubrió de glaciares en latitudes tropicales durante el Eón Proterozoico, hace unos 650-700 millones de años.


Un meteorito

Algunos, más osados, especulan con que el origen de estas colonias de bacterias pudo haber sido algún meteorito como el ALH 84001 (Allan Hills 84001), por lo que se trataría de una verdadera población extraterrestre. Pero lo cierto es que no hay ninguna prueba concreta por el momento que apoye esa teoría. Sin embargo, el descubrimiento de las bacterias en las Cataratas de Sangre nos obliga a redefinir cuáles son las condiciones necesarias para que la vida florezca y se desarrolle. Existen otros lugares en nuestro Sistema Solar que presentan condiciones similares a las de las Cataratas de Sangre, tales como el planeta Marte o Europa, una de las lunas de Júpiter.

Meteorito ALH 84001
Un microbio que puede vivir bajo el Glaciar Taylor seguramente podría hacerlo bajo las espesas capas de hielo de dichos cuerpos celestes. Mientras tanto, este extraño lugar ofrece a los científicos una oportunidad única para estudiar la vida microbiana en condiciones extremas, sin la necesidad de realizar profundas perforaciones que acarrean el riesgo de contaminar este frágil e intacto ecosistema. Las expediciones científicas que visitan el continente antártico seguramente terminarán develando el misterio. Mientras tanto, no podemos evitar sentir una especie de terror «lovecraftiano» al ver semejante espectáculo.




Fuente: ABC.

martes, 22 de octubre de 2013

¿Por qué algunos animales carnívoros no pueden distinguir el sabor dulce?



No es nada dulce comerse a los otros. Eso aunque aún algunos no consigamos volvernos vegetarianos, lo sabemos todos. Actas de la Academia Nacional de Ciencias publicó recientemente que los animales que tienen una dieta baja en vegetales, carecen de los genes receptores de los sabores dulces.

Gary Beauchamp, director del Monell Chemical Senses Center de Filadelfia, Pensilvania, y autor principal del estudio, explica esta situación haciendo un paralelo con lo que sucedió con los peces cavernícolas, que estando en la completa oscuridad por milenios, perdieron el sentido de la vista.

Algunos animales carnívoros sólo poseen variedades no funcionales de aquellos genes que en otros mamíferos se encargan de la formación de receptores para sabores dulces: Tas1r2 y Tas1r3. En los osos, grandes aficionados a la miel, al menos Tas1r2 sigue activo; en el ser humano, ambos genes están activos.
Sin embargo, la mutación en estos genes hace que el receptor inactive el sabor dulce. Esto le sucede a varios depredadores e, incluso, al gato doméstico, aunque algunos prometan por lo más sagrado que los mininos beban leche y coman helado y hierbas dulces. Los gatos aman la leche, sí, pero no es por el azúcar. Las lenguas de gato carecen de un receptor capaz de apreciar esta sustancia. De ahí que a la hora de ofrecerles un líquido, no les importe si está edulcorado o no. 
Estas variaciones no son, por tanto, idénticas en todas las especies. Los carnívoros han perdido la capacidad para la detección de azúcares de forma independiente, siendo éste un ejemplo de evolución convergente.

El experimento se basó en la recolección del ADN de 12 depredadores: hienas manchadas, una especie de gato de Madagascar llamado fosa, una civeta y varias especies de mamíferos del mar. Siete de las especies contenía una copia rota del gen que codifica el receptor del sabor del azúcar. Pero todos ellos tenían mutaciones distintas. Por ejemplo, focas y leones marinos comparten muchas mutaciones en Tas1r2, pero las más alejadas del Pacífico perdieron su sentido de la dulzura a través de diferentes mutaciones en ese gen.

Esta es la prueba irrefutable que el acto de comer, y nuestros hábitos generan un comportamiento a nivel biológico en nuestro cuerpo. Por suerte, los humanos todavía podemos degustar varios sabores. El amargo café, las agridulces comidas thai, una dulce fruta o verdura, y por supuesto todos esos saladitos, tan deliciosos como peligrosos para nuestra salud.

Fuente: Carnivores pick meats over sweet (Nature).

jueves, 3 de octubre de 2013

La esfinge colibrí


La esfinge colibrí (Macroglossum stellatarum) es un insecto lepidóptero ditrisio perteneciente a la familia Sphingidae. El nombre de género proviene del griego, macro se traduce por grande y glossa por lengua; el nombre de la especie vendría del género de plantas Stellaria, por ser una de sus plantas nutricias cuando son orugas. Aparte de este género, se alimenta del néctar de plantas de los géneros Primula, Verbena, Viola , algunas como Salvia (Salvia), romero (Rosmarinus), jabonera (Saponaria), cardo (Silybum) y viborera (Echium).

L
a mariposa colibrí se parece menos a una mariposa que a un colibrí, de ahí su nombre común. Puede llegar a medir 5 cms de envergadura alar, siendo capaz de batir sus alas 85 veces por segundo y superar los 60 km/h en velocidad de vuelo, mientras que en el resto de la familia de las mariposas andan por las 12 veces por segundo.

Habita el sur de Europa, Norte de África y el centro Asiático, India e Indochina. Su vuelo rápido le permite recorrer grandes distancias. Es migratoria parcial en el norte de Europa, donde se ausenta durante el invierno.

Relata Henry Walter Bates en su libro “El naturalista por el Amazonas: II - Bajo Amazonas”, allá por el siglo XIX; la confusión existente entre el colibrí con este tipo polilla.

El mismo, dice que se confundió en más de una ocasión, a la hora de realizar algunas capturas.

Era habitual en la época que personas ilustradas mantuviesen que en Europa había colibríes, por haber visto en alguna ocasión a ejemplares de esta esfinge.

La diferencia visual fundamental entre la polilla y el ave, es que la esfinge tiene una larga trompa (unos 2.5 cm.) que se enrolla en espiral (espiritrompa) mientras que el colibrí tiene un largo pico. A los dos les sirve para libar el néctar de las flores.

Suele ser difícil ver a este insecto en reposo, pues lo hace todo volando: libar, aparearse, poner los huevos, etc.; cuando no vuela, se encuentra por lo general oculto entre rocas o grietas.

sábado, 28 de septiembre de 2013

El Árbol Garoé



Es uno de los árboles más emblemáticos de la flora macaronésica y uno de los componentes básicos de los maravillosos y paradisíacos bosques de laurisilva. En las Islas Canarias le llaman Til, Garoé, Árbol Santo y Árbol-fuente y su nombre científico, Ocotea foetens, nos recuerda que su madera, de muy buena calidad, no se puede trabajar cuando está fresca por su hedor insoportable (foetens = fétida). Una vez se ha secado, pierde el mal olor y es una madera muy bella, de un color amarillo verdoso, durísima y duradera, muy apreciada en ebanistería. A finales del siglo XVI se prohibió su exportación para evitar la tala masiva de este árbol imponente que puede alcanzar los 40 metros de altura. Pertenece a la família de las Lauraceae como el barbusano (Apollonias barbujana), el viñátigo (Persea indica) y el laurel canario (Laurus novocanariensis), todos ellos componentes esenciales de los bosques de Laurisilva macaronésica. Es endémico de las Islas Canarias y Madeira.

Los antiguos moradores de las Islas Canarias, los guanches, adoraban este árbol como a un dios. Hace cuatro siglos en la Isla del Hierro había un imponente garoé solitario con un tronco que superaba el metro y medio de diámetro y una grandiosa copa. Debido a la orientación N-NE y su situación elevada (unos mil metros sobre el nivel del mar), donde descargan los vientos alisios, cada día, cuando subía desde el mar la brisa marina cargada de humedad, las hojas de la gigantesca copa del árbol la captaban y destilaban, cayendo gota a gota como si fuese una verdadera lluvia, la llamada lluvia horizontal típica de toda la Macaronesia, un fenómeno que se repite en todas las cumbres de Canarias.

A este árbol mágico acudían los bimbaches, los habitantes de la pequeña isla y último punto de occidente conocido antes del descubrimiento de América, para llenar unos zorrones de agua que luego serían transportados a los poblados de todos los puntos de la isla.

Para recogerla excavaron a su alrededor pequeñas cisternas que prácticamente cada día se llenaban. Sin el agua de su estimado y adorado Árbol-fuente, su árbol santo, su dios, no hubieran podido sobrevivir, puesto que en esta isla la lluvia normal es escasísima.

Cuando los europeos invadieron las Islas Canarias y robaron a los guanches sus estimadas islas, la última en ser conquistada fue El Hierro. Los nativos de la pequeña isla sabían que los invasores no podrían sobrevivir sin agua. Guardaron reservas del preciado liquido y después llenaron de tierra las cisternas del garoé. Confiaban en esta carta para salir victoriosos, pero una muchacha bimbache, Agarfa, se enamoró de un invasor andaluz y le reveló el secreto del agua, justo cuando los europeos ya estaban desesperados de sed y se preparaban para abandonar la isla. Aquella traición fue la perdición para los bimbaches. Los invasores se apoderaron del árbol sagrado, vaciaron de tierra las cisternas que pronto estuvieron llenas de agua y a los nativos no les quedó más remedio que rendirse al conquistador Juan de Bethencourt, quien acto seguido, traicionando su palabra, capturó y esclavizó a Armiche, el mencey de la isla y con él todos a aquellos que lo seguían y defendían.


Como si los dioses de los aborígenes canarios quisieran castigar a los invasores, un día del año 1610 un viento huracanado arrancó de raíz el viejo garoé y los nuevos habitantes de la isla, mezclados ya con los pocos descendientes de los bimbaches, se quedaron sin su fuente de agua. Desesperados de sed mandaron una carta al Rey de España pidiendo ayuda, pero los peninsulares no entendieron las palabras que hablaban de un árbol sagrado, pensaron que no eran más que supersticiones y no hicieron caso de la carta. Esto provocó que muchos de ellos murieran de sed.



En 1949 se colocó un til en el emplazamiento original del Garoé, que ha ido creciendo con el paso del tiempo y actualmente se encuentra rodeado por musgo. Las nubes siguen chocando con las cumbres herreñas y en los días de niebla espesa se puede observar el fenómeno de la lluvia horizontal. Como ocurre con todas las leyendas, el Garoé ha quedado en la conciencia herreña como un árbol sagrado capaz de proveer de agua a la isla y como símbolo de salvación ante el peligro.

Incluso el escudo de El Hierro recoge un árbol con su copa rodeada de nubes del que caen gotas de agua.

Por todas esas características naturales y culturales, se ha aprobado como Espacio Natural Protegido el Paisaje de Ventejís, donde se encuentra el Garoé, con una superficie de 1.143,20 hectáreas, mediante la Ley 12/1994, de Espacios Naturales de Canarias, hoy derogada por quedar incorporada al Decreto Legislativo 1/2000, por el que se aprueba el Texto Refundido de las Leyes de Ordenación del Territorio y de Espacios Naturales, de Canarias, y tiene por finalidad la protección del carácter agropecuario del área libre de edificaciones.

La vegetación predominante en la zona es el pastizal con bosquetes de fayas y brezos. El área protegida comprende una muestra peculiar del paisaje agropecuario de la meseta de Nisdafe y una zona montañosa de lomas suaves, en las inmediaciones de Ventejís.

En 2010 el escritor canario Alberto Vázquez-Figueroa (1936-) publicó la obra Garoé, cuya trama se desarrolla en la Isla del Hierro, y que obtuvo el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio.

En el año 2010 se cumplieron 400 años de la caída de este mítico árbol, y entre los actos conmemorativos se inauguró el sendero La Ruta del Agua. Se trata de un sendero circular de 16 km de longitud, con salida desde San Andrés y con una duración aproximada de 6 horas. Ese mismo año, el escritor canario Alberto Vázquez-Figueroa (1936-) publicó la obra Garoé, cuya trama se desarrolla en la Isla del Hierro, y que obtuvo el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio 2010.

Los visitantes de El Hierro tienen una visita obligada a este mágico lugar, donde el turista estará en contacto con la naturaleza y aprenderá por qué los habitantes de esta isla tienen tanto respeto por la misma.

Para finalizar, les dejo un vídeo sobre la historia de este árbol de leyenda:



Más información sobre la novela de Vázquez-Figueroa: Garoé.

Fuentes: Blog Jardín-Mundani

               Web oficial de turismo de la isla de El Hierro

               Wikipedia

sábado, 21 de septiembre de 2013

¿Cómo resisten la lluvia los mosquitos?


¿Te has parado a pensar si bajo la lluvia un mosquito sobrevive? La respuesta es sí. Para ello, se combinan varios factores: su bajo peso, alas impermeables y volar con una mentalidad de resistir. Así lo afirma David Hu, profesor de ingeniería mecánica en el Instituto de Tecnología de Georgia, cuyo equipo, para demostrarlo, tomó una muestra de seis mosquitos Anopheles (el principal vector de la malaria) y dejó caer sobre ellos gotas de agua desde una altura de diez metros. Los insectos sobrevivieron a la lluvia.

Las gotas de lluvia caen del cielo a una media de unos 10 km/h. El golpe genera una fuerza que equivale a unas 10.000 veces el peso de un mosquito. En otras palabras, fuerza suficiente para matarlo.

Sin embargo, la ligereza del mosquito atenúa la fuerza de las gotas lo bastante para que el fuerte exoesqueleto del mosquito resista el golpe. Hu explica que es como si el golpe proviniera de una pluma.

Pero, aunque las gotas no pueden matar a los mosquitos, sí pueden lesionarlos. Para evitar daños, el mosquito tiene dos estrategias: si la gota golpea las patas o las alas, el mosquito pierde el equilibrio para que el agua se deslice fuera de sus extremidades, que son resistentes al agua. En una centésima de segundo, el mosquito vuelve a retomar el equilibrio en el vuelo.


Viaje dentro de una gota de lluvia


Si la gota de lluvia golpea directamente el cuerpo del insecto, el impacto es mucho mayor y empapa al mosquito con fuerza suficiente como para desplazarlo. Así, el insecto viaja entre 5 y 10 centímetros dentro de la gota de agua y, después, se libera.

Hu asegura que los mosquitos son unos maestros del tai-chi, ya que no se resisten a la fuerza del impacto de la gota. Hay una situación en la que sí que corren peligro, cuando vuelan cerca del suelo. Si el mosquito se encuentra de 10 centímetros o menos del suelo y es golpeado directamente en el cuerpo, no tiene tiempo suficiente para liberarse de la burbuja de agua y se estrella contra el suelo.

Aplicaciones prácticas

Los resultados de la resistencia del mosquito a la lluvia podrían servir para ayudar en el proceso de control de plagas o para mejorar el diseño de los llamados micro-vehículos aéreos (MAV, por sus siglas en inglés), unos pequeños aviones robot que pueden ser tan pequeños como un insecto.

En el siguiente vídeo se puede observar lo que ha descubierto el profesor David Hu:



viernes, 13 de septiembre de 2013

El gato del farero


Esta historia es tan sorprendente como breve y se desarrolla en la isla de Stephens, un islote rocoso a caballo entre la isla Norte y la isla Sur de Nueva Zelanda. La isla está situada en un paso peligroso para los navíos por la abundancia de escollos, por lo que se instaló un faro, al que en otoño de 1895 fue a vivir un farero llamado David Lyall con su familia.


Con la familia también arribaba a la isla su mascota, un gato llamado Tibbles. El gato no tardó en descubrir en la isla a unos pequeños pájaros nocturnos no voladores sumamente fáciles de atrapar. Se trataba del Xénico de Lyall (Xenicus lyalli), especie entonces no descubierta por la ciencia, aunque sí por el felino, a cuya caza se aficionó rápidamente. Era una especie parecida a los chochines europeos que, ante la falta de predadores en la isla, había perdido la facultad de vuelo y cuya población era sumamente reducida limitándose su distribución mundial a aquel islote.


El gato llevó a su dueño algunos de sus trofeos, 13 en concreto, dándose la circunstancia de que este era aficionado a la ornitología. Al no poder identificar a las presas de su mascota disecó ocho de ellos y los envió al Museo de Wellington, al famoso ornitólogo y banquero Lionel Walter Rothschild, quien se percató de que se trataba de una nueva especie, la describió para la ciencia y la bautizó como Xenicus lyalli en honor al apellido del farero.

Pero para entonces, la pequeñísima población de la especie había sido exterminada por Tibbles. Bastaron sólo los últimos meses de 1895 y la acción predadora de un sólo gato doméstico para que aquella especie pasase de estar absolutamente intacta, como había estado cientos de miles de años, a estar extinta para siempre. Nadie llegó a ver jamás un ejemplar vivo se este ave y, por supuesto nada se supo acerca de su biología, costumbres o reproducción. El hecho está considerado como la extinción más rápida que se conoce en la historia de la humanidad y muestra la extrema fragilidad de los equilibrios naturales así como los potenciales peligros de las especies foráneas en los ecosistemas. Como único recuerdo de esta extraña ave quedan unos restos disecados - mal disecados, por cierto- en varios museos de Inglaterra y Estados Unidos, y la mayor parte de ellos tienen anotado en su etiqueta que fueron víctimas del gato del farero.



La combinación nefasta entre especies que han evolucionado en el aislamiento de ecosistemas insulares y predadores introducidos por el hombre, en este caso de gatos, se vivió mucho tiempo antes en las Islas Canarias. La introducción hace unos 2.000 años de los primeros felinos domésticos en el archipiélago supuso la rápida extinción de, al menos, cinco especies isleñas: La codorniz gomera (Coturnix gomerae), el escribano patilargo (Emberiza alcoveri), dos roedores gigantes de Tenerife y Gran Canaria (Canariomys bravoi) y (Canariomys tamarani) y el lagarto gigante de La Palma (Gallotia auaritae).

Fuente: Delibes de Castro, M. La Naturaleza en Peligro. Ediciones Destino. 2005.

sábado, 6 de julio de 2013

Escobas de bruja


División: Firmicutes
Clase: Mollicutes
Orden: Acholeplasmatales
Familia: Acholeplasmataceae
Candidatus Phytoplasma pini

Sin duda, el elemento más significativo de la imagen mitológica y tradicional de las brujas es la escoba. ¿De dónde salen, qué son? ¿Quién puede pensar que crecen en los bosques de coníferas de las sierras que nos rodean? Al pasear por el campo, podemos observar cómo algunas ramas de pinos presentan crecimientos extraños. Sus extremos se han desarrollado de una manera especial hasta generar grandes bolas de acículas que cuelgan del enramado. Son las escobas de brujas. Se les llama así porque recuerdan al principal símbolo de la brujería, una rama larga y libre que termina en un penacho de hierbas y hojas, denso y fuerte. 

En realidad estamos ante una malformación del crecimiento del árbol que se produce por la presencia de un parásito, un fitoplasma llamado Candidatus phytoplasma pini y que aunque utiliza diversas especies arbóreas como huéspedes, generalmente es en las del género Pinus donde se encuentra con mayor asiduidad. 

Los fitoplasmas son considerados formas intermedias entre las entidades virales y las bacterias. De dimensiones similares a los virus, los fitoplasmas son parásitos obligados del floema de las plantas. Entre los principales daños causados a su hospedador, tenemos: amarillez en las hojas, hojas pequeñas, internudos cortos y enanismo, excesiva proliferación de brotes laterales y en el caso de los pinos, piñas enanas. Los agentes causales de este tipo de enfermedades carecen de cualquier posibilidad de dispersión activa, ya que requieren de una herida en el tejido vegetal para infectar y establecerse. Sin embargo, ellos son transmitidos de planta a planta de varias formas, como propagación vegetativa, mecánica, por contacto de hojas o raíces, y mediante la semilla, polen, insectos, ácaros, nematodos, cuscuta y hongos.

El árbol se defiende haciendo crecer más hojas, que se acumulan en un punto, se secan y se quedan ahí, y crecen más hojas, y la masa se desarrolla hasta formar la escoba, a la que también se conoce como injerto de brujas; y no es inocuo, llega a matar al arbusto. 

martes, 25 de junio de 2013

El "séptimo continente"



Existen muchos ejemplos de cómo la soberbia y la indiferencia humanas convierten el planeta en algo parecido a una gran cloaca, pero uno de los más impresionantes, tristemente, es un remolino de millones de toneladas de plástico que se concentra en medio del Pacífico, a unos 1.000 kilómetros de Hawai. Conocido como el "gran parche de basura del Pacífico", la "gran isla de basura", la "gran sopa de plástico" o el "séptimo continente", este vertedero marítimo tiene unas dimensiones increíbles. Se calcula que ocupa de 1,7 millones a 3,4 millones de km cuadrados, más o menos el equivalente de tres a siete Españas, y pesa unos 3,5 millones de toneladas. Una catástrofe ecológica que, por desgracia, no deja de crecer. 

Los desperdicios humanos se agrupan en un remolino gigante provocado por la fuerza de la corriente en vórtice del Pacífico Norte, que gira en sentido de las agujas del reloj. Esto, con la ayuda de los vientos que actúan en la zona, impide que los desechos plásticos se dispersen hacia las costas. La fuerza centrípeta lleva lentamente los escombros hacia el centro de esta espiral, que sería una de las más grandes conocidas en el planeta: 22.200 kilómetros de circunferencia y unos 3,4 millones de km cuadrados, según el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES).



La isla de basura está compuesta por todo lo que se pueda imaginar: boyas, redes de pesca, cepillos de dientes, bombillas, tapas de botellas, objetos procedentes de alcantarillas... Pero destacan sobre todo pequeñísimas piezas de plástico, millones de ellas, algunas del tamaño de un grano de arroz. El efecto es muy parecido al que ejerce el mar sobre la arena de la playa, pero en su versión más espantosa.


El detritus contamina las aguas y envenena a los peces, que ingieren las partículas de plástico más diminutas. Esas toxinas pueden ser transmitidas en cadena a depredadores más grandes, incluido, por supuesto, el hombre. La placa de desperdicios está ubicada a unos 30 metros de profundidad -no se puede caminar sobre ella-, por lo que el problema puede ser no solo medioambiental, sino también afectar en el futuro al turismo o la marina mercante, especialmente si sigue creciendo sin parar.

Otra en el Atlántico

La del Pacífico no es la única gran isla de basura que existe en el mundo. Los investigadores creen que hay cuatro más de dimensiones apocalípticas. Una de ellas se sitúa en el Atlántico Norte occidental, entre la latitud de Cuba y el norte de EE.UU., a más de 1.000 km mar adentro, en el mar de los Sargazos. Los desechos allí están más concentrados y permanecen en la superficie durante décadas.



Fuente: ABC.

lunes, 17 de junio de 2013

Mosca disfrazada de abeja


Taxonomía

Clase: Insecta.
Subclase: Pterygota.
Orden: Diptera.
Familia: Syrphidae.

Eristalis tenax es una especie de díptero braquícero de la familia Syrphidae nativa de Europa, aunque también ha llegado a Norteamérica donde ahora se encuentra bien establecida. Tiene el tamaño y apariencia de una abeja melífera gracias a sus abundantes pelos amarillentos, y así se la llama en inglés: drone fly (mosca zángano). Esta imitación (mimetismo) posiblemente les confiere un grado de protección contra predadores, que temen la picadura de las abejas, aunque E. tenax es totalmente inofensiva ya que carece de aguijón.

Tiene ojos peludos (pilosos) y antenas diminutas.

En cuanto a las alas, presenta la venación características de los sírfidos (o moscas de las flores), siendo su distintivo más característico el pliegue o falsa vena que atraviesa longitudinalmente la parte media del ala.

Una característica de su vuelo, común a muchos sírfidos, es la capacidad que tiene para quedar suspendido en el aire antes de orientar su vuelo hacia una determinada flor.


El ciclo biológico, que se inicia en verano, está constituido por un estadio larvario de unos dieciocho días de duración y el pupal posterior, que se prolonga durante unos diez días.

Las larvas viven habitualmente en alcantarillas, desagües o aguas negras, es decir, zonas muy contaminadas con estiércol líquido o semi líquido donde alimentarse de las numerosas bacterias. Reciben el nombre de "cola de rata" (del inglés rat-tailed maggot) debido a la larga y estilizada prolongación que presentan aquellas, semejante a la cola de este roedor y que utilizan para respirar.

Una vez alcanzado el estado pupal abandonan estos hábitats para refugiarse bajo las piedras o la tierra seca. La pupa es de 10 a 12 mm; gris parduzca, ovalada.

En estado adulto, la mosca frecuenta los espacios floridos. 

Los hábitos alimenticios de este díptero lo convierten en un excelente polinizador.

En general, se las considera inofensivas. Sin embargo, se han identificado infecciones gastrointestinales en humanos provocadas por la ingestión de alimentos contaminados con larvas o huevos que se corrigen con tratamientos purgantes y algún antibiótico. La más frecuente es la miasis intestinal producida al ser tragadas las larvas accidentalmente con el agua en la cual viven.

Fuente: Wikipedia.